La historia de Ca n'Abat

La historia de Ca n'Abat

Se tiene noticia de que el nombre de Ca n'Abat le viene a la finca de que hacia el siglo XVII o XVIII, un abad de Montserrat que era muy friolero y lo pasaba muy mal en invierno en el escarpado monasterio expuesto a todas las inclemencias, pasaba largas temporadas en una casa solariega de Castellví de Rosanes, cerca del río Anoia.

Lustros después, a Josep Manso i Solà (Borredà, 1785-Madrid, 1863), capitán en la guerra de la Independencia y que posteriormente alcanzó el grado de general de brigada y fue gobernador de la Ciutadella barcelonesa, se le encomienda la defensa sur de Barcelona, instalándose en Ca n'Abat una guarnición cuyo principal cometido era velar que, en caso de guerra, el enemigo no atravesase el río Llobregat. En dicha época el río sólo podía franquearse por el Pont del Diable de Martorell y por la barcaza de Sant Andreu de la Barca (de ahí el nombre de dicha población). En 1844, Josep Manso recibió el título de conde de Llobregat, finalizando su carrera militar como capitán general de Aragón, luego de Valencia y finalmente de Castilla la Nueva.

En 1855, Ca n'Abat sufrió una profunda remodelación y ampliación a cargo de la nueva propietaria, la marquesa de Gelida. La dama era conocida en la zona por organizar grandes fastos y el más sonado, según ilustra un grabado de la época, consistió en desviar agua del río Anoia, crear un lago artificial en los terrenos de la mansión y celebrar un carnaval veneciano con góndolas surcando las aguas.

Actualmente, la finca de Ca n'Abat está segregada en varias y tiene distintos propietarios: la casa principal, las bodegas, los viñedos y las antiguas cuadras con las edificaciones anexas.

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